Rúbrica… Oídos sordos, Por Aurelio Contreras Moreno

Rúbrica
Oídos sordos

A los que no estén con nosotros se los comerán los zopilotes.
¡Viva el Mole de Guajolote!
Manifiesto Estridentista

Por Aurelio Contreras Moreno
A casi tres de semanas de haber anunciado la intención de fusionar las
secretarías de Cultura y Turismo, la gobernadora Rocío Nahle ha ignorado
olímpicamente todos los llamados al diálogo y los justos reclamos de la comunidad
artística veracruzana que se opone a este claro retroceso.
De nada han valido los pronunciamientos, las explicaciones, los reclamos, los
manifiestos ni los argumentos de artistas y gestores culturales. Para la
gobernadora, son como si no existieran. Y eso que muchos de ellos votaron por
ella y su partido en las pasadas elecciones.
Por el contrario, la mandataria –que al parecer no sabe que ese término significa
que tiene un mandato recibido de los ciudadanos a los cuales se debe, porque no
es monarca- aprovechó la última edición de la Cumbre Tajín para refrendar su
idea acerca de que la cultura es un adminículo del turismo, una herramienta para
atraer visitantes y generar recursos. Y nada más.
Acompañada por la secretaria de Turismo federal –porque la del estado estaba
quién sabe dónde haciendo quién sabe qué-, Nahle reiteró cuál es su idea al
respecto: “turismo y cultura van de la mano y son la clave para generar empleo y
movilidad económica en nuestras comunidades”. Una burda lógica de
mercantilización.
El propio desarrollo del festival dio cuenta de eso. Reducido a su mínima
expresión –el peorcito de su historia, y eso que con Cuitláhuac García se abarató
enormemente-, las escasas manifestaciones de la cultura veracruzana que se
presentaron en la Cumbre Tajín fueron desarrolladas bajo un esquema de
espectacularización, de turistificación a lo “new age”, para que quienes fueron a la
zona arqueológica a “cargarse” de “buenas vibras” con el equinoccio de primavera,
se “entretuvieran” con actividades que combinaban, sin ton ni son, verdaderas
tradiciones populares ancestrales con inventos de “hipster milenial” de La
Condesa “empaquetados” –precisamente, como “souvenir”- en un supuesto
“sincretismo”.
Al parecer eso es lo que le espera a la promoción cultural en Veracruz en este
sexenio al ser difuminada como un sector más del turismo, con el verdadero
propósito de reducir al máximo la inversión en ese rubro, que claramente no es
prioritario para el actual gobierno.
En cambio, la cantaleta propagandística instalada en eso de que “Veracruz está
de moda” deja más que claro lo que se pretende: aparentar una idílica imagen de
un estado en donde hay “fiesta, cultura y crecimiento” en lugar de asesinatos,
violencia y estancamiento, y del que, por supuesto, como la propia gobernadora
declaró en un podcast que le hace su oficina de Comunicación Social, no hay que

“hablar mal” porque “si hablamos bien vendrán turistas, inversión y
desarrollo”. Curiosamente, el mismo discurso de los gobiernos de Fidel Herrera,
Javier Duarte y hasta el de Miguel Ángel Yunes.
Este jueves, artistas y gestores culturales marcharon en Xalapa para demandar
diálogo al gobierno de Rocío Nahle, que los volvió a ignorar. Entre ellos, el artista
plástico Manuel Velázquez, que acompañó una foto de su protesta frente al
palacio de gobierno con la siguiente reflexión:
“No acepto que los gobiernos de izquierda asuman políticas neoliberales fallidas,
que la cultura no tenga un presupuesto digno y que no exista un pago justo para
los agentes culturales. Es inaceptable que los artistas duerman en el suelo de un
recinto cultural mientras funcionarios viajan a España vestidos de jarochos,
promoviendo una imagen superficial de nuestra cultura”.
Enfrente, volvieron a hacer oídos sordos.
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