Ante la cada vez más franca posibilidad de naufragio de la candidatura de José de
Jesús Mancha Alarcón para dirigir el PAN veracruzano, sus verdaderos patrones
han tenido que retornar abiertamente a la política en el estado y salir al quite para
intentar evitar que se hunda su propio proyecto político.
Este martes, se llevó a cabo una reunión –incluso transmitida por Facebook Live-
en casa del ex candidato perdedor del PAN-PRD a la gubernatura de Veracruz,
Miguel Ángel Yunes Márquez, en la que estuvo acompañado por su padre el ex
gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, su hermano el presidente municipal
porteño Fernando Yunes Márquez, así como legisladores, más de 40 alcaldes
–que se fueron a hacer grilla en horario y día laboral- y operadores panistas para
apoyar la alicaída candidatura de Mancha Alarcón.
La razón es evidente: están desesperados por la diáspora de militantes panistas
que en los últimos días abandonaron el barco de Mancha para respaldar la
candidatura de Joaquín Guzmán Avilés a la presidencia del Comité Directivo
Estatal de Acción Nacional, luego que los tribunales electorales, federal y local,
anularon en definitiva la elección de noviembre pasado ante el cúmulo de
cochinadas perpetradas por el grupo que se aferra con dientes, pero sobre todo
con uñas, a lo que queda de su último coto de poder.
En su primera aparición pública desde que reconoció su derrota en las elecciones
de 2018, Miguel Ángel Yunes Márquez se mostró engallado, lanzando las diatribas
marca de la casa en contra del actual gobierno estatal y de quienes llamó “el otro
equipo” -en referencia a los panistas que se fueron con Guzmán Avilés,
particularmente los identificados con el senador Julen Rementería del Puerto- a
los que acusó de querer entregarle al PAN a Morena, como en tiempos de Fidel
Herrera y Javier Duarte al PRI, para colocar dirigentes “a modo”.
“El otro equipo habla de unidad. Yo estoy a favor de la unidad en el PAN, pero
nunca estaré de acuerdo con los panistas que nos quieren vender, con esos
panistas que quieren regresar a ese PAN que lo único que les interesa son las
plurinominales y las regidurías”, espetó Yunes Márquez mientras anunciaba que
ahora sí “me voy a meter en serio a favor de mi amigo Pepe Mancha. Me quiero
meter porque quiero un PAN fuerte, que represente los intereses de los
veracruzanos, que no sea una oposición irreflexiva”.
Lo cierto es que la exasperada reaparición pública de los Yunes azules deja al
descubierto la posibilidad real de que sean echados del control de Acción
Nacional, partido al que llevan mangoneando en Veracruz por lo menos desde
2010 y del que desplazaron a sus liderazgos tradicionales para imponer a
incondicionales en diferentes espacios de poder, desde los cuales hicieron
grandes negocios, como los del propio Mancha Alarcón y su familia al amparo del
tráfico de influencias durante el bienio de Miguel Ángel Yunes Linares.
Su hijo, “Chiquiyunes”, no ocultó lo que de por sí era previsible: su ambición por
repetir como candidato a la gubernatura en 2024: “hoy empieza el camino para el
2021 y para el 2024. En el 2024 vamos a volver a ganar la gubernatura de
Veracruz. Por eso, el día de hoy, les propongo que hagamos un pacto entre todas
y todos los que estamos aquí, que seamos la punta de lanza del partido, que nos
comprometamos a formar un grupo para lograr la victoria de Pepe”.
Pero si el próximo 8 de septiembre no logran imponer a su títere en la dirigencia
estatal panista, se podrá ir olvidando de eso.
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