Rúbrica
La casa de los mafiosos
Por Aurelio Contreras Moreno
El espectáculo deplorable vivido este martes en el Senado de la República nos
mostró de manera por demás cruda la clase política coprófaga que tenemos en
México.
La cantada traición de los Yunes ahora “morenistas” para salvar su torcido pellejo
a costa de la República provocó un terremoto dentro de la oposición y en especial,
dentro del que todavía es formalmente su partido, Acción Nacional, y en el que
con brutal cinismo van a intentar permanecer para seguir medrando políticamente,
como se lo soltó el propio Miguel Ángel Yunes Linares a un enano Marko Cortés
que, si tuviese un gramo de dignidad y vergüenza, ya estaría presentando su
renuncia como dirigente nacional panista.
Los Yunes “del Estero” –para diferenciarlos claramente- son unos parias sin honor
–ése del que tanto alardeaba el ex mini gobernador- ni credibilidad alguna que,
con todo y ello, buscarán conservar al menos su coto de poder en Veracruz-Boca
del Río, solo que esta vez con la ayuda de sus nuevos “amigos” de Morena –que
eso les prometieron- y apropiados del cascarón de lo que quede del PAN después
de esta crisis, que amenaza con implosionarlo.
Pero la aprobación de la reforma judicial en los términos que se dio tiene
implicaciones más graves. Este 10 de septiembre la bestia autoritaria enseñó sus
fauces y con unas dentelladas indicó cuál va a ser el futuro inmediato de este país.
El obradorato –que seguirá gobernando en el siguiente sexenio bajo esa
denominación, pues la próxima presidenta se ha esforzado denodadamente en
demostrar que será de ornato- ya no siente necesidad de simular que es
mínimamente democrático. El Senado se convirtió en la “casa de los mafiosos”,
donde para aprobar leyes se recurre con desparpajo a la extorsión, a la amenaza
y al uso faccioso de las instituciones.
De eso mismo se trata la reforma judicial. De que el aparato de justicia esté bajo
control total del régimen, que no exista contrapeso alguno al Ejecutivo federal y a
los de los estados para que hagan, literalmente, lo que se les pegue la gana. Que
si alguien alza la voz para manifestar disidencia o quejarse de los abusos del
gobierno, el aparato judicial le caiga encima y no tenga oportunidad alguna de
defenderse, pues no habrá juez que quiera darle la razón, aunque la tenga, ya que
los juzgadores también estarán bajo amenaza o, mejor aún, serán cómplices de
los autoritarios y corruptos, pues a ellos deberán el puesto.
De señalarlos como delincuentes, Morena y sus secuaces –y varios de sus
textoservidores- aplaudieron a rabiar a los Yunes por su felonía –lo cual también
habla de la calidad moral del obradorismo por entero- y les perdonarán todas sus
cuentas pendientes con la ley. Les regalaron impunidad a cambio de hacer posible
la reforma más retrógrada de la historia moderna de México. Como bien lo señaló
la periodista Lydia Cacho –autora de “Los demonios del Edén”, libro en el que
recoge testimonios que implicaron a Miguel Ángel Yunes Linares en una red de
pederastia hace 20 años- Morena hizo “alianzas imperdonables que hacen
historia”.
Y por si fuera poco, traicionando su propia historia en la oposición y el activismo
político, el obradorato gobernante en la Ciudad de México mandó a sus
granaderos –esos que dicen que ya no existen- a reprimir a punta de gases las
protestas de estudiantes, integrantes del Poder Judicial y ciudadanos que
repudian la reforma. Así tratarán en adelante a quienes no se doblen ante la
“transformación”.
En su más reciente misiva, el líder del Ejército Zapatista de Liberación Nacional
(EZLN), el “Subcomandante Marcos” o “El Capitán” como se hace llamar ahora,
hizo una radiografía del obradorismo y de su líder: “tuvo el autoritarismo de
Gustavo Díaz Ordaz; el nacionalismo de cartón piedra de Luis Echeverría Álvarez,
la demagogia corrupta de José López Portillo, la mediocridad administrativa de
Miguel de la Madrid, la perversidad de Carlos Salinas de Gortari, la vocación
criminal de Ernesto Zedillo, la ignorancia enciclopédica de Vicente Fox, el
militarismo y la mecha corta de Felipe Calderón, y la frívola superficialidad de
Enrique Peña Nieto. ¿Quién es? Ah, y la corte de aduladores de todos ellos”.
Y en medio de todo, la República cayó.
De huevos
Lo insólito. Tuvo más gónadas para aguantar el vendaval “Alito” Moreno que el
“chiquito” Yunes Márquez.
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