La controversia creada por la iniciativa de reforma al Código Civil del estado de
Veracruz que, entre otras cosas, plantea la formalización legal de los matrimonios
entre personas del mismo sexo, ha sacado a la luz la mezquindad, incongruencia
y doble cara de varios actores políticos veracruzanos.
Este jueves, un grupo pro-religioso se plantó de nueva cuenta a las afueras de la
sede del Poder Legislativo, en la capital veracruzana, para presionar a los
diputados locales con su rechazo a que se les conceda igualdad ante la ley a las
personas que deseen contraer matrimonio civil con alguien de su mismo sexo.
Esto, a pesar de que ya se había anunciado que la iniciativa referida no sería
presentada en tribuna en esta sesión, la última del primer periodo ordinario de este
año. Conociendo esta información, este grupo se presentó de todas maneras a
manifestarse, pues contra lo que dicen sus líderes, su intención no es otra que
tratar de imponer sus creencias religiosas sobre los derechos de quienes ellos
consideran “minoría”. Postura que, valga decir, es de sobra conocida y por ello no
tendría por qué causar extrañeza.
Sin embargo, la presencia de diputados locales apoyando la manifestación –que
apenas si superaría las 100 personas- le dio otra lectura a este episodio: la del vil
oportunismo para sacar raja electoral, sometiendo al cálculo político los derechos
humanos.
Si bien la presencia de legisladores de Acción Nacional apoyando la falacia del
“matrimonio natural” –cosa que no existe- no resulta por sí misma de llamar la
atención, sí lo es que cuando buscó el voto en su distrito, la yunista María Josefina
Gamboa -una de las principales instigadoras de las protestas en palacio
legislativo- no tuvo empacho en ser coronada “reina” de la comunidad lésbico-gay
de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río. Esa misma comunidad a la que
ahora como diputada discrimina negándole los mismos derechos civiles de los que
gozan las personas heterosexuales.
Pero resulta todavía peor la postura asumida por Jorge Moreno Salinas, diputado
local por el Partido Revolucionario Institucional, quien se aventó la estupidez de
declarar que “lo que la naturaleza no da, no lo puede otorgar un código. El
matrimonio debe ser entre un hombre y una mujer”. Que alguien le explique que el
matrimonio es un contrato civil y que ninguna otra especie en la naturaleza se
casa, más que la humana.
Mientras los diputados hacían circo afuera de las instalaciones del Congreso local
–porque en todo caso, si no están de acuerdo con la iniciativa, que la voten en
contra-, la andanada ultraconservadora alcanzaba al propio gobierno estatal. Sí, a
ése que emanó de Morena, el partido “progresista” y de “izquierda”.
En un hotel de la ciudad de Boca del Río, la Secretaría de Turismo de Veracruz
organizó el ciclo de conferencias “Mujeres retornando al diseño”, que no fueron
otra cosa que charlas de predicadoras evangélicas que, entre otras “bellezas”,
expusieron que “a veces (las mujeres) estamos desposicionadas (sic) en nuestra
manera de andar a las 10 de la noche, a las 12, quizá con una ropa inadecuada,
quizá en un lugar inapropiado. Mujer, es necesario que regreses a la posición para
la cual fuiste creada”, se dijo durante la conferencia “El diseño celestial de la
mujer”.
Tras el maremoto de críticas porque con recursos públicos una dependencia
estatal patrocinó un evento pseudoreligioso, misógino y retrógrado, el gobierno
estatal pretendió lavarse las manos con un ridículo “posicionamiento” en el que
señaló que “los comentarios emitidos en la conferencia ‘Mujeres retornando al
diseño’ no representa los valores, visión ni postura de esta administración”.
Sin embargo, fue la propia Coordinación de Comunicación Social del gobierno de
Cuitláhuac García -que dicen encabeza alguien llamado Iván Luna- la que desde
la noche del miércoles colocó en la agenda oficial de actividades gubernamentales
este “ciclo de conferencias”, el cual también promovió –y hasta este jueves seguía
al aire- a través de Radiotelevisión de Veracruz.
Pero estos desplantes de ultraconservadurismo –del de a de veras- no tienen que
ver con ninguna supuesta defensa de la familia. Y ni siquiera con una convicción
personal de varios de los involucrados. Todo se reduce a un miserable cálculo
electoral.
Jorge Moreno Salinas es alfil político del ex candidato a gobernador y todavía
aspirante a repetir como tal Héctor Yunes Landa. ¿Será ésa la postura a la hora
de votar de la bancada del PRI, partido dizque defensor del Estado laico y de
tradición “juarista”? Con tal de jalar votos, son capaces de todo.
Y lo mismo los panistas y los morenistas, cuyos cálculos políticos –y cobardía- son
los que guían sus decisiones y no la promoción y defensa de los derechos de
todos.
Son unos hipócritas y oportunistas. Allá quien les crea que se bañan con agua
bendita.
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