Rúbrica
Ecolocos
Por Aurelio Contreras Moreno
Entre las muchas falacias del régimen de pseudoizquierda que se hace llamar la
“cuarta transformación” está su supuesta -y obviamente falsa- vocación
medioambiental.
Dos de sus proyectos “insignia” han resultado ser verdaderos desastres
ecológicos: la refinería Olmeca-Dos Bocas destruyó más de 300 hectáreas de
selva y manglares de acuerdo con una denuncia hecha por el Centro
Interdisciplinario en Biodiversidad y Ambiente; mientras que el Tren Maya ha sido
letal para la biodiversidad del sureste mexicano, destruyendo el hábitat de cientos
de especies, dañando de manera irreparable entornos naturales como cenotes,
cuevas y lagunas subterráneas, y deforestando enormes extensiones en terrenos
en los que el presidente Andrés Manuel López Obrador juró que no se derribaría
“ni un árbol”.
El talante depredador de la naturaleza del régimen de la llamada “4t” también se
manifiesta abiertamente en uno de sus programas sociales, “Sembrando Vida”, en
el que se paga unos cinco mil pesos al mes a los campesinos por la siembra de
árboles frutales y maderables, que muchas veces no tienen nada que ver con el
clima y el tipo de suelo en donde han sido plantados.
No solo eso. Para obtener los recursos –la única muleta del régimen para
mantener su aprobación-, los campesinos han deforestado más de 70 mil
hectáreas en seis estados del sureste, incluyendo Veracruz, y así plantar los
árboles nuevos, que si acaso logran sobrevivir, alcanzarán su plenitud dentro de
una o dos décadas.
Frente a esta catástrofe ambiental propiciada por el gobierno obradorista, que en
Xalapa se talen 64 árboles para construir un puente vehicular –ni siquiera
peatonal- podría parecer una minucia, algo verdaderamente menor… hasta que
recordamos cómo ha cambiado el clima en una ciudad en la que llovía
prácticamente todo el año, y que en 2023 ha alcanzado temperaturas de más 35
grados. Algo impensable hasta hace muy poco tiempo.
No faltará quien salga a defender lo que los gobiernos de Cuitláhuac García y
Ricardo Ahued salieron a hacer a escondidas, de madrugada, para sorprender y
pasar por encima de la ciudadanía, en aras de “atender” el grave problema vial de
la capital de Veracruz.
Pero huelga decir que la construcción de los dos puentes vehiculares en ambas
salidas de la ciudad no es resultado de un proyecto bien planeado de desahogo
vial. Es, como lo admitió el propio Cuitláhuac García, el “plan B”, una salida ante el
fracaso de su propuesta de tren ligero –que tampoco iba a resolver nada- para la
región de Xalapa, así como la manera de saciar esa necesidad de los políticos de
dejar un “legado” de su paso por el poder.
Aunado a ello, indignan las ganas de engañar a la ciudadanía o, peor aún, la
supina ignorancia. Cree el gobernador que plantando –que no sembrando, porque
no enterraron semillas- árboles en un espacio donde ya existen en buen número
como el Parque Natura y en otras zonas de la ciudad, van a remediar el daño
causado en una importante franja ubicada en otro lugar. Y en el extremo de la
tontería, se atrevió a declarar que los árboles de los camellones –como los que
derribaron la madrugada del martes- solo se colocan para que “se vea bonito”.
En un estudio hecho llegar a quien esto escribe, el profesor de la Universidad
alemana de Wuzburgo y egresado de la Universidad Veracruzana, Richard
Lemoine Rodríguez, afirma que “en lo correspondiente al papel de las áreas
verdes para mitigar la isla de calor de la ciudad, encontramos que, comparada con
las áreas forestales que rodean la ciudad, Xalapa tiene una temperatura 4.95°C
mayor en promedio. Las áreas verdes de la ciudad disminuyen la temperatura en
2°C en promedio. Sin embargo, este efecto solo se presenta hasta una distancia
de 50 metros al exterior de los parques de la ciudad”.
“Para que haya un efecto relevante en el interior del tejido urbano es necesario
que los parques estén complementados por otros parches de vegetación
arbórea de menores dimensiones distribuidos a lo largo de la ciudad, para generar
un efecto acumulativo de mitigación del calor. Esto muestra la relevancia de
parches de vegetación de tamaño pequeño, como el arbolado en los camellones
urbanos para poder combatir el acelerado cambio climático local y las olas de
calor como la del presente año.
“Por último, es importante mencionar que deforestar dentro de la ciudad y plantar
más árboles en otras áreas no es una medida de compensación relevante en
términos del clima local, ya que las temperaturas aumentarán en las áreas
deforestadas sin que los nuevos parches de vegetación distantes tengan efecto
alguno en las áreas prioritarias para mitigar el calor, que son las del interior de la
ciudad”, explica el académico.
Pero seguramente eso es algo que no creemos que “lo vayan a entender” los
“ecolocos” tetratransformados.
¿Miedito?
Nos comentan que el que sufre paranoia es el presidente del IVAI, el morenista
David Jiménez, quien este jueves habría ordenado al personal de informática la
instalación de una docena de cámaras de seguridad y una pantalla gigante en su
oficina para revisar personalmente los accesos al Instituto.
Y es que el alfil del diputado Juan Javier Gómez Cazarín vive temeroso de que le
caiga “la voladora” por la carpeta de investigación que indaga el delito en el que
incurrió a su paso por la dirección del Registro Público de la Propiedad del
gobierno de Veracruz.
Incluso, habría dado la instrucción de interceptar toda la documentación que llegue
al IVAI para enterarse si la Fiscalía General del Estado lo vuelve citar, pero ya no
como testigo, sino como indiciado.
Los cuchillos largos se afilan en la “cuatroté”.
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