Lorenzo Córdova Vianello era un niño de 10 años cuando en 1982 su padre, un comunista de larga data, Arnaldo Córdova, fue diputado federal por el Partido Socialista Unificado de México (PSUM), segunda camada de legisladores de izquierda, luego de la reforma electoral de 1977.
Mañana lunes, Córdova Vianello dejará de trabajar como consejero presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), al que llegó por primera vez cuando era Instituto Federal Electoral, en mayo 1994, en calidad de asesor del consejero ciudadano José Woldenberg, camarada de lucha política de Arnaldo Córdova y maestro de Lorenzo Córdova, quien entonces tenía 22 años.
En once años como consejero electoral, Lorenzo Córdova participó en la reforma electoral de 2014, que incluyó la creación del INE; organizó, por primera vez en la historia, una consulta popular y una revocación de mandato.
En 2022 enfrentó la reforma electoral impulsada desde el gobierno, que fue desechada por la oposición en su carácter constitucional y que se convirtió en el plan B, que propone un recorte de presupuesto y personal del INE, entre otras cosas y que está en litigio en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Impulsado por el PRD, en 2007 Lorenzo Córdova no fue elegido como consejero electoral del IFE, aunque tuvo el consenso de las otras fuerzas políticas; cinco años después, el PRD lo volvió a proponer, el consenso funcionó y entonces sí, la Cámara de Diputados lo eligió como consejero electoral para el periodo 2011-2023.
Esas estampas de la vida de Córdova Vianello, al lado de dos personajes indispensables de la lucha progresista de México, y el aval del partido que logró unificar a las fuerzas políticas de izquierda, después del proceso electoral de 1988, se plantean como elementos clave en la posición política del último consejero presidente del IFE y primero del INE. Aunque desde el poder público se tiene un análisis distinto.
Sus influencias más inmediatas, dicen quienes lo conocen desde hace años, lo convirtieron en crítico del sistema electoral mexicano.
Córdova Vianello es recordado por alguno de sus amigos de juventud como un estudiante machetero que nunca reprobó una sola materia; en el CCH sur -donde formó parte del destacamento del CEU, junto con Ciro Murayama, en los noventa-, era el menos reventado de sus cuates, era el primero en irse de las fiestas para terminar la tarea o para ir con su novia.
Sus compañeros le envidiaban la biblioteca familiar en la casa de la calle de Ayuntamiento, en pleno centro de Tlalpan y también el ambiente cultural e intelectual sofisticado, profusamente politizado, evidentemente opositor al régimen priista en el que se desenvolvía.
Lorenzo fue el más disciplinado de todos sus amigos. Siempre tuvo un trato muy educado en su entorno y con cualquier persona; a pesar de su estatus cultural nunca tuvo ínfulas de ningún tipo.
Sus cercanos comentan que nunca lo habían visto encabronado, como se le vio en los últimos meses desde que fue blanco de ataques. Por fortuna, comentan, tiene el carácter de su mamá, Anna Paola Vianello Tessarotto, filóloga clásica y defensora de los derechos de la mujer. Porque si hubiera sido como su papá
A diferencia de muchos de su generación que tuvieron que trabajar más jóvenes que Córdova, él tuvo un camino pavimentado para la vida intelectual. Igual que su hermana Anna Paola, que es una artista del teatro y la danza.
De Arnaldo Córdova, Lorenzo heredó el gusto por vestir impecable. El aún titular del INE supo de los viajes que año con año su padre hacía a la ciudad de Roma, para recorrer las tiendas de trajes de la via Frattina, cerca de la fontana de Trevi, y abastecer su guardarropa.
Quienes estuvieron cerca de Lorenzo en sus primeros años de trabajo en el IFE, recuerdan que la biografía de Córdova Vianello pudo haber sido distinta, con vertientes hacia la justicia o el servicio exterior, de haber aceptado el cargo de secretario particular que Jorge Carpizo McGregor le ofreció cuando era embajador de México en Francia en 1995.
Como integrante del órgano autónomo constituido como autoridad electoral de México, Córdova Vianello ha sido testigo de las tres alternancias políticas del siglo XXI: el triunfo del panista Vicente Fox en el 2000; la recuperación del PRI de la Presidencia en 2012, y en 2018 de la aplanadora electoral que fue Andrés Manuel López Obrador; en esta última, Córdova tuvo un papel central: anunció el triunfo del primer gobierno de izquierda, el de Morena, un partido de reciente creación.
Como consejero presidente del INE, fue a Córdova a quien correspondió otorgar el registro como partidos políticos a 6 organizaciones: Movimiento de Regeneración Nacional, Partido Humanista, Encuentro Social, Encuentro Solidario, Redes Sociales Progresistas y Fuerza por México.
De ese grupo, Morena—del que Arnaldo Córdova fue fundador—, fue el único partido que trascendió. En julio de 2014, Córdova Vianello otorgó el registro a Morena, partido fundado por el actual presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, que lo inició como una facción dentro del PRD, donde también militó Arnaldo Córdova.
En las elecciones federales de 2018, cuando López Obrador fue electo presidente Constitucional por más de 30 millones de votos, Lorenzo Córdova fue el responsable de ese proceso, donde Morena tuvo 308 diputados y 69, senadores, junto con sus aliados. Además, Morena obtuvo 5 de las 9 elecciones estatales, incluida la Ciudad de México.
A Lorenzo Córdova también le tocó organizar las elecciones federales de 2021, donde Morena siguió siendo la primera fuerza política, al obtener el 34 por ciento de los votos. Entonces consolidó su hegemonía en el país, al obtener once de las quince gubernaturas disputadas.
A los vasos comunicantes entre la biografía de Córdova Vianello y Morena, los partidos políticos distintos al partido del presidente, sumaron otra incidía: Lorenzo Córdova está casado desde hace más de 20 años con la doctora Magdalena Cervantes Alcayde, responsable del Observatorio del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, creado en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, con quien tiene dos hijos: Andrés y Sofía. La doctora Cervantes es hija de Eduardo Cervantes Díaz Lombardo, hombre cercano a López Obrador y fundador de Morena.
La biografía de Córdova Vianello sería suficiente para creer que se produciría una natural relación con el presidente. Que en algún momento la hubo, merced a que López Obrador era amigo de su padre.
La relación entre Córdova Vianello y López Obrador se quebró mucho antes de que Lorenzo Córdova se convirtiera en consejero electoral; no fue por el salario que por ley tuvo en el Instituto Nacional Electoral; tampoco por el supuesto dispendio en el INE.
El distanciamiento ocurrió a partir del desplegado que Córdova, como muchos otros académicos, periodistas e intelectuales firmaron el 3 de agosto de 2006, en el contexto de la elección presidencial que obtuvo Felipe Calderón por un margen de .56 por ciento.
El desplegado fue titulado como La coexistencia de la pluralidad política reclama la defensa de las instituciones de nuestra democracia.
El punto nodal que el presidente tomó en cuenta es el quinto. Ahí se lee:
Existe, sin embargo, una aguda controversia en torno a la limpieza y validez de la elección presidencial. Quienes firmamos este documento hemos seguido los argumentos y pruebas del litigio. No encontramos evidencias firmes que permitan sostener la existencia de un fraude maquinado en contra o a favor de alguno de los candidatos. Es una elección que cuentan los ciudadanos. Puede haber errores e irregularidades, pero no fraude”.
El 14 de noviembre de 2022, un día después de la primera concentración ciudadana en defensa del INE, el presidente López Obrador retomó el desplegado de hace 16 años. Con su dedo índice señaló el nombre del saliente consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova, proyectado en una pantalla gigante, y se refirió a ese párrafo en estos términos: “O sea, la irregularidad es el eufemismo del fraude”.

 
			 
                             
                            