“Hay que remar constantemente”: Chris Pine

El dicho popular dice que “detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer” y, en el caso de Chris Pine, se trata de una verdadera Mujer Maravilla. Y detrás del rol del único ser humano que consiguió el eterno amor de la Mujer Maravilla, vuelve con un nuevo capítulo de la primera superproducción Mujer Maravilla 1984 y el ‘maravilloso’ estreno simultáneo en la nueva plataforma de streaming HBO Max, al mismo tiempo que las pocas salas de cine disponibles.

¿Sin contar a Mujer Maravilla, cuál de todos tus roles en el cine consideras como el más… maravilloso?

Supongo que fue Star Trek.

A la hora de cruzarte con otras superestrellas, ¿reaccionas como uno de tus fans?

Bueno, yo crecí en este negocio. No tan rodeado de estrellas todo el tiempo, pero crecer en Hollywood fue mi normalidad. He cenado alguna vez con Tom Cruise y fue espectacular, ¡porque es Tom Cruise, bastante cool!

¿Con cuáles de tus roles del cine te identificas más? ¿Steve Trevor, Captain Kirk o Jack Ryan?

Con Jack (Ryan) encontré ciertos parecidos, por la forma en que se comporta, bastante introvertido por naturaleza, pero mucho más extrovertido en el trabajo. Creo que es un poco mi experiencia con la actuación o con cualquier persona privada que logra algo de fama, donde hay que lidiar con un negocio que te exige dar un paso al frente, aunque uno quiera tener también cierto grado de vida normal como ser humano. En ese sentido me identifico bastante.

¿Cómo logras conseguir la normalidad del mundo anormal de una estrella de cine?

No hay una fórmula. Supongo que es algo que trato de conservar, aunque tampoco lo busco conscientemente, porque también disfruto los gloriosos momentos de una alfombra roja. Es el lado divertido de Hollywood. Igual trato de mantenerme debajo del radar cuando no hay ningún estreno.

¿Si hoy pudieras viajar libremente por el mundo, podrías conservar cierta normalidad, sin que te reconozcan por la calle como Steve Trevor en Mujer Maravilla o el Capitán Kirk de Star Trek?

Al menos hasta ahora, en ese sentido también tengo suerte. Progresivamente se convirtió en algo muy extraño poder salir sin que nadie realmente me reconozca. Supongo que me veo bastante diferente a la persona que ven en el cine. Eso es lo bueno. Y es algo que espero que dure mucho. (Risas).

¿Si tuvieras que enfrentar en la vida real alguna escena heroica, crees que podrías reaccionar como el maravilloso héroe del cine o te alejarías para evitar problemas?

No sé… tendría que verme en esa situación. Soy como cualquier persona y quiero pensar que reaccionaría bien. Ése es el gran mensaje en el cine de los superhéroes, donde suelen ser a veces tan inseguros que nos cuestionamos si podrá lograr lo que quiere. En una situación parecida también supongo que nos planteamos si somos lo suficientemente fuertes o si contamos con tanto coraje. Es la gran razón por la cual contamos estas historias en el cine, una y otra vez, porque los superhéroes también tienen algo con lo que nos gusta identificarnos. Nos sentimos como si fuéramos el héroe y cuando él tiene éxito, creemos que podríamos hacer algo parecido, aunque sólo sea nuestra imaginación.

¿Es verdad que alguna vez pensaste en mudarte a Nueva York y dejar la actuación?

Quise mudarme a Nueva York, porque en aquel entonces yo no estaba trabajando y había leído que Robert Duvall con Gene Hackman y Dustin Hoffman habían vivido juntos en algún apartamento de Nueva York. Y siendo alguien que me moría de hambre como actor, quería vivir algo así también. No se trataba de querer renunciar a la actuación, para nada. Yo siempre he sido bastante competitivo, quería tener éxito.

¿Qué pasó entonces?

Estaba cansado de Los Ángeles. Y al pensar en dejarlo todo, cuando dejé de darle tanta importancia a Hollywood, empezó a llegar éxito, solo porque dejé de sentir las típicas presiones. Entraba a una prueba de audición sin importarme el resultado, porque estaba por irme a Nueva York en una semana y media. Y empezaron a contratarme en todo lo que aparecía. Es algo que aprendí: cuando no te aferras demasiado a algo, la gente lo siente, en especial adentro de una sala de audición, que suele ser el lugar más horrible del planeta, porque se alimenta de todas las inseguridades que puede poseer un ser humano.

¿Te animas a contar alguna historia de las peores pruebas de audición, las menos maravillosas de todas?

Seguro. Todavía me acuerdo de una mujer, que apenas después de hacer mi prueba de actuación me dijo “¿Por qué no lo intentas una vez más, tratando de que te crea?”. Algo así te empuja hacia atrás, no adelante. Las audiciones son un lugar donde vas a pedir por favor que te digan que eres lo suficientemente bueno. Y ella reaccionó como pidiendo que tomara un palo de beisbol y me pegara en los tobillos. Otra vez, buscando representante, me dieron para interpretar una escena y el supuesto representante me miró y me dijo “Eso fue horrible, demasiado malo” (risas). Pero así también se consigue trabajo y así fue como fui armando de a poco mi diminuta
agenda. 

¿Aquellas experiencias te dieron también cierta perspectiva que en Hollywood no todo es maravilloso?

Me dio la perspectiva que en el mundo de la actuación no hay ninguna relación entre el trabajo más duro y el éxito. Para nada. No importa si fuiste a las mejores clases de arte dramático en Yale. No importa si tu apellido representa algo. No importa si te llamas Barrymore. Nada está garantizado. Es algo que también aprendí creciendo en una familia de actores donde se viven años maravillosos y otros años muy, pero muy terribles. Sólo hay que salir a navegar por el océano, con un pequeño bote, remando constantemente.

¿Hoy al menos ya no necesitas pasar por ninguna prueba de audición?

Hace tiempo que no lo hago, pero tampoco significa que no lo haría. No me creo tan importante. Lo volvería a hacer, pero también sería un viaje interesante porque hace años que no lo hago y es como un músculo, hay que prepararlo para sentirte bien al entrar al lugar, como si fuera una batalla.

¿Pensaste en algún otro estilo de trabajo antes de elegir la misma profesión que tu padre?

Es que yo nunca había querido ser actor antes, ni lo había pensado como algo potencial, hasta el segundo año de la universidad.

¿Qué carrera hubieras elegido entonces, si no hubiera sido por la actuación?

No tengo la menor idea. Me encantaba el beisbol, fue mi pasión por muchos años, pero tampoco era tan bueno jugando. Era lo único que quería hacer, pero era sólo un sueño de adolescente que en cierta forma abandoné.

¿Cómo fue que te decidiste entonces por la actuación?

Lo había hecho como algo social, en la universidad, sólo por hacer algo. Y me gustó. Tuve muchas oportunidades de hacerlo sin tener que buscar un título en Berkeley. Y así fue como pasó todo.

Tu padre, Robert Pine, justamente había tenido bastante fama en la misma década del 80 de Mujer Maravilla 1984, cuando él había interpretado al Sargento Getraer de la serie CHiPs y tu abuela Anne Gilford había sido una estrella del cine de terror en su época ¿Ellos no tuvieron ninguna influencia para seguir los mismos pasos como actor?

No, porque hasta aquel entonces, no había crecido pensando en la actuación, aunque mis padres siempre me apoyaron. Me decían que era brillante, que era bueno. Siempre fue así. Supongo que tuvo que ver la parte tan competitiva, la necesidad de ganar…

¿De dónde crees que viene ese espíritu tan competitivo?

No sé. Me acuerdo que en mi infancia, cuando jugábamos a algo en la familia, en la época de Navidad, si llegaba a perder, yo me iba del lugar. Era muy mal perdedor. Creo que mejoré en ese sentido, pero es algo que me ayudó.

¿Y hoy? ¿La pasión sigue siendo tan maravillosa como al principio de tu carrera?

Ah, sí, claro. En la actuación, es necesario mantener siempre una pasión
maravillosa.

Fuente: Excelsior

Noticias relacionadas