Ken Griffey Jr. dejó los diamantes sin nostalgia. El swing que lo llevó a 630 cuadrangulares se convirtió en postal eterna, pero él buscaba otra forma de mirar el juego. Una tarde cualquiera, su hija le reclamó desde una cancha infantil. Tenía cinco años y pedía atención. Griffey contó a USA Today que ese instante le enseñó que una cámara podía ser un puente con su familia y también con su memoria. Griffey se adentra en la fotografía como si fuera un nuevo deporte. Lo que inició como un pasatiempo se transformó en vocación y lo llevó a escenarios como Augusta National y este fin de semana a la Ryder Cup, donde está acreditado para seguir el enfrentamiento entre Estado Unidos y Europa que se da cada dos años en un campo de golf.
En los últimos años la fotografía deportiva se ha vuelto en un refugio para atletas retirados. Un nuevo terreno donde ponen a prueba sus habilidades. Cada disparo de la cámara se parece a un turno al bat o a una jugada de futbol americano antes del centro. Hay que esperar el momento exacto, anticipar el movimiento, reconocer que un segundo tarde o temprano lo cambia todo.
Marshawn Lynch descubrió lo mismo desde otro ángulo. El excorredor de Seahawks que inmortalizó la carrera
Beastquake cambió el golpe frontal por la persecución visual. En agosto pasado, durante un juego de pretemporada, su cámara lo llevó detrás de un touchdown de George Holani. También trabajó desde el ringside en la más reciente pelea de Saúl Canelo Álvarez. Lynch declaró que la fotografía ya es para él “algo muy serio”.
Ese pensamiento también lo tuvo en algún momento Randy Johnson. El zurdo de 4,875 ponches ya coqueteaba con la fotografía en sus últimos años como lanzador. Cuando colgó el guante, trasladó su obsesión por la precisión al encuadre. En la zona de strike entrenó el ojo y ahora lo aplica en estadios, conciertos y en la naturaleza. Sus imágenes circulan como obras de arte, con la misma intensidad que sus rectas de 100 millas.
El mismo camino ha iniciado Malcolm Jenkins, capitán de Eagles en el Super Bowl LII. La semana pasada en Filadelfia, capturó con su lente un bloqueo de gol de campo de Jordan Davis que terminó en un touchdown de 61 yardas. Un instante que cualquier fotógrafo habría celebrado, pero para él significó aún más. Jenkins siempre fue un jugador capaz de leer formaciones y anticipar jugadas. Ahora aplica ese mismo instinto en cada disparo.
La fotografía deportiva no es sólo un registro visual, es la búsqueda de un segundo irrepetible que resume lo que un partido significa para miles de personas.Ken Griffey Jr., Marshawn Lynch, Randy Johnson y Malcolm Jenkins encontraron en la cámara un espejo para transmitir una nueva pasión.
