(Foto: Facebook/Canelo)
En la memoria del boxeo mexicano hay una imagen borrosa que pocos recuerdan. Un chico de piel clara, delgado, con el cabello encendido por el sol de Tonalá, se sube a un ring improvisado en la Arena Chololo Larios. Es 29 de octubre de 2005 y Saúl Álvarez no cobra más de 800 pesos por aquella pelea contra Abraham González. Dura apenas unos minutos. El joven de 15 años noquea y baja del ring con una sonrisa tímida. Nadie imagina que ese instante marcará el comienzo de una de las historias más rentables y controvertidas del deporte moderno.
Veinte años después, el mundo lo llama ‘Canelo’ y su nombre aparece en las listas de los atletas que más dinero generan. Pero entre aquella bolsa modesta y las cifras de hoy, lo que no ha cambiado es la manera en que se mira al espejo antes de subir al ring. El fuego sigue ahí. Lo repite cada vez que alguien le pregunta si piensa retirarse. Lo siente en los nudillos, en la rutina del gimnasio, en la mirada de Eddy Reynoso, el entrenador que ha sido su brújula desde el primer golpe.
Eddy fue uno de los primeros en felicitarlo. En un mensaje en Instagram agradeció los 20 años de disciplina y recordó los días en que entrenaban entre costales viejos y guantes parchados. “Es un honor compartir contigo tantos años”, dijo Reyoso.
Aunque el mundo hoy celebra su extenso legado, ‘Canel’o también ha caído. Su derrota ante Terence Crawford, reciente y dolorosa, dejó una sensación amarga en los que esperaban verlo eterno. Sin embargo, el tapatío no parece dispuesto a detenerse. Aunque aún permanece inactivo por una cirugía para reparar el codo, el tapatío mantiene planes para reaparecer en la segunda parte de 2026.
