Rúbrica; Sistema de salud enfermo, Por Aurelio Contreras Moreno

Ocho años sin justicia para Regina Martínez
Conforme avanzan los días surgen mayores interrogantes sobre la verdadera
magnitud de la crisis sanitaria en México y la capacidad del gobierno para hacerle
frente sin que se le salga por completo de control.
Las cifras que diariamente ofrecen los gobiernos federal y estatales sobre el
número de contagios y fallecimientos dan la sensación de una supuesta
contención en el ritmo de crecimiento de la propagación del virus y de su letalidad,
al grado que no parecería ser tan grave el escenario. Lo cual ha provocado entre
la población un indeseable relajamiento en las medidas de aislamiento que,
invariablemente, hará crecer el volumen de enfermos en los días por venir.
Así lo manifiestan académicos del área de la salud de la UNAM, quienes señalan
que en el punto más alto de la pandemia en nuestro país, que se calcula llegue
entre el 8 y 10 de mayo próximos, se llegarían a registrar hasta dos mil casos de
covid-19 nuevos al día, lo cual pondría en un grave predicamento la capacidad
hospitalaria y de atención médica de alta urgencia.
Para darse cuenta de lo anterior basta echar un vistazo por la situación que
atraviesan los nosocomios y centros de salud públicos del país, que se están
viendo rebasados ante el crecimiento en la demanda de atención médica, razón
por la cual se tuvo que recurrir a un acuerdo con el sector privado para que
absorba una parte de la misma, que aun cuando le da un respiro a las
instituciones públicas, es a todas luces insuficiente.
Además, existe un peligroso desabasto de insumos médicos de protección que ha
sido denunciado constantemente por el personal que se encuentra en la primera
línea de atención en hospitales de todo el país y que es, precisamente, uno de los
sectores de la población que más está sufriendo los estragos de la pandemia.
De acuerdo con información recabada de una encuesta de la Asociación Nacional
de Residentes y por cuenta propia por Mexicanos contra la Corrupción y la
Impunidad, hasta el 28 de abril del año en curso en 215 hospitales del país se
reporta desabasto de insumos hospitalarios.
En el estado de Veracruz, los nosocomios que se encuentran en esta situación
son el Hospital Rural de Papantla, la clínica número 66 del IMSS en Xalapa, la
Unidad Médica de Alta Especialidad número 14 del IMSS en la ciudad de
Veracruz, el Hospital General de zona 8 del IMSS en Córdoba, el Hospital
Regional de Río Blanco y la clínica número 33 del IMSS en Tierra Blanca. En
todos estos centros de salud se acusa falta de guantes, batas y cubrebocas
desechables y mascarillas n95. Cuando la curva de infecciones llegue a su
cúspide, ¿cómo se evitará que colapse un sistema de salud que en sí mismo está
enfermo?
Porque por si no fuese suficiente lo anterior, el gran problema es que la gran
mayoría de los infectados no serían detectados como tales ante el bajísimo

número de pruebas aplicadas por el sistema público de salud mexicano. De
acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico
(OCDE), nuestro país ocupa el último lugar entre sus 36 integrantes en la
aplicación de test para detectar la covid-19, con solamente 0.4 por cada mil
habitantes, cuando la media de los demás países es de 22. No por nada lo que
crecen cada vez más son las defunciones por “neumonía atípica”.
Si a eso sumamos que a partir del sistema “centinela” de vigilancia epidemiológica
que utilizan las autoridades sanitarias en México, se estima que el número real de
contagios debe multiplicarse –al menos- por ocho, en realidad la pandemia por
covid-19 está lejos, lejísimos, de haber sido “domada”.
Y si todavía incluimos a los inconscientes que salen a la calle sin necesidad o,
peor aún, hacen fiestas clandestinas para salir del “aburrimiento” o porque “no
creen” que el virus exista, el pronóstico es funesto.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras

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