Rúbrica… El mensaje de “La Chingada”, Por Aurelio Contreras Moreno

Rúbrica
El mensaje de “La Chingada”
Por Aurelio Contreras Moreno

A poco más de un año de haber dejado formalmente la Presidencia de la
República, la reaparición de Andrés Manuel López Obrador con el pretexto de
presentar su libro “Grandeza” –lleno de clichés, inexactitudes y hasta aberraciones
históricas- no es un gesto inocente.
En primer lugar, rompe su “promesa” –una más de las cientos de éstas que él
mismo se ha encargado de incumplir- de retirarse de la vida pública tras dejar la
Presidencia. Aun cuando siempre ha sido evidente que se ha mantenido haciendo
política desde las sombras y, en muy buena medida, tomando decisiones que en
teoría, ya no le corresponden.
Contradice también sus propias palabras, pronunciadas en el video difundido el
pasado domingo desde su rancho “La Chingada” en Palenque, Chiapas, de “no
hacerle sombra” a Claudia Sheinbaum. Su sola irrupción en el escenario le hizo
mucho más que sombra a la presidenta constitucional: la eclipsó por completo, la
borró al apoderarse de todos los titulares de los medios y de la conversación
pública, confirmando que él sigue siendo el eje rector de su movimiento y que no
solo no se ha ido, sino que su figura sigue orbitando sobre la política nacional.
Tanto así, que la mandataria “celebró” el gesto, lo quiso hacer ver como una
suerte de respaldo y hasta lo convirtió en tema de su conferencia matutina de este
lunes. Pero eso fue más bien una aceptación tácita de que el expresidente
continúa marcando la agenda. Algo contranatura en la historia de México, cuyo
sistema hiperpresidencialista se finca exactamente en lo contrario: muerto el rey,
viva el rey.
Pero en política no hay casualidades. López Obrador reiteró que no pretende
volver a la vida pública, “salvo” que se “amenace” la democracia o la soberanía
nacional. O que haya un intento de “golpe de Estado”. Y más que intentar asustar
con el “petate del muerto”, esa “amenaza” nada velada representa la aceptación
de que las cosas no marchan como la propaganda oficial y sus portavoces
mediáticos vociferan a los cuatro vientos.
El líder real de Morena reapareció en medio de una crisis en la Fiscalía General de
la República (FGR) que expuso la fragilidad institucional del morenato y las
guerras intestinas que se libran dentro de ese movimiento, cuyo único punto de
encuentro, lo único que los mantiene unidos, es el propio López Obrador. Así que
debió ser él quien viniera a “poner orden”.
En este escenario, su presencia refuerza la percepción de que el verdadero poder
sigue residiendo en él, no en las instituciones ni en la presidenta en funciones.
Mientras Sheinbaum enfrenta el reto de demostrar autoridad cuando su aceptación
popular se desvanece de manera paulatina, pero sostenida, López Obrador se
coloca nuevamente como narrador y guía absoluto de la “transformación”, dejando
claro que las crisis institucionales y políticas dentro del régimen no se resolverán
sin su bendición.

Así que esa reaparición –que en algún momento se llegó incluso a pensar en
términos de una gira nacional, lo cual habría sido hasta humillante para
Sheinbaum- es una reapropiación controlada y estratégica del espacio público, lo
cual constituye una paradoja: López Obrador dice que no hay que hacerle sombra
a Sheinbaum, pero la suya es inevitable. Cada gesto suyo se convierte en directriz
para la militancia y en condicionante para la presidenta. La narrativa de
continuidad que él mismo construye impide que Sheinbaum se emancipe
políticamente. Y eso es a propósito, por supuesto.
Baste ver la concentración masiva que llevarán a cabo este sábado 6 de diciembre
en el zócalo de la Ciudad de México. Sin ninguna justificación real para ese brutal
dispendio de recursos públicos –porque es con éstos que se financian esas
movilizaciones, aunque se hagan como el “tío Lolo”-, el motivo, además de
mostrar “músculo” contra las manifestaciones ciudadanas de protesta, es
“celebrar” los “siete años de la transformación”. Seis de los cuales, fueron los que
gobernó López Obrador.
Ni en su propia “fiesta” la dejan partir el pastel. Y así, con la conducción del país.
Ése fue realmente el mensaje de “La Chingada”.
Email: aureliocontreras@gmail.com
X: @yeyocontreras

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