El reciente estreno de la serie documental “Juan Gabriel: Debo, puedo y quiero” en Netflix ha conmocionado al público y a los admiradores del cantante mexicano.
Por primera vez, se da a conocer un capítulo desconocido y estremecedor de la vida de Alberto Aguilera Valadez, mejor conocido como Juan Gabriel: el abuso sexual que sufrió cuando tenía apenas 13 años, a manos de un sacerdote para el que trabajaba como mozo.
A diferencia de la bioserie “Hasta que te conocí”, esta nueva producción se adentra en aspectos íntimos y dolorosos del artista que jamás fueron contados públicamente.
El testimonio que cambió la percepción del mito
El periodista y gestor cultural Alejandro Brito es quien, a los quince minutos del primer episodio, rompe el silencio sobre este episodio de la infancia del cantante. En su intervención, Brito relata que a los 16 años, Juan Gabriel fue acusado de robar perfumes en Ciudad Juárez y detenido injustamente por su amaneramiento. Pero lo más impactante llega después: “A los 13 años se vio en la necesidad de trabajar de mozo en casa de un sacerdote, el cual abusó de él”, revela el periodista en el documental.
Sin ofrecer detalles sobre el agresor ni las circunstancias exactas, la revelación ha generado una fuerte reacción entre los fans del ícono mexicano, quienes no esperaban descubrir una herida tan profunda detrás del brillo del “Divo de Juárez”.
Una infancia de abandono y resiliencia
El documental reconstruye los primeros años de vida de Juan Gabriel en Parácuaro, Michoacán, donde nació el 7 de enero de 1950. Su infancia estuvo marcada por la precariedad, la ausencia de su padre y la falta de un hogar estable. Desde muy joven, Alberto Aguilera trabajó en distintos oficios para sobrevivir mientras desarrollaba su talento musical.
En la Escuela Laica de Mejoramiento Social para Menores, bajo la tutela de educadores como Micaela Alvarado y la guía de don Juan Contreras, el joven comenzó a escribir sus primeras canciones, entre ellas “La muerte del palomo”, antes de cumplir los catorce años.
Durante su adolescencia, alternó trabajos manuales con presentaciones nocturnas en bares de Ciudad Juárez, adoptando distintos nombres artísticos para sostenerse económicamente.
Del dolor al éxito: el renacer del “Divo de Juárez”
A finales de los años sesenta, Juan Gabriel se trasladó a la Ciudad de México en busca de oportunidades, aunque el camino no fue fácil. Vivió rechazos, carencias e incluso una etapa en prisión. Fue precisamente en la cárcel de Lecumberri donde su destino cambió al conocer a La Prieta Linda, quien, tras descubrir su talento, intercedió por su libertad y lo presentó en la disquera RCA Víctor. Así comenzó la historia del ídolo que conquistó al mundo.
El alma detrás del mito
“Juan Gabriel: Debo, puedo y quiero” ofrece un acceso sin precedentes a más de cuarenta años de archivos personales del artista que muestran su proceso creativo, su sensibilidad y su constante búsqueda de amor y reconocimiento.
Más allá de las luces del escenario, el documental revela la lucha de un hombre que, pese a haber vivido el abandono y el abuso, transformó su dolor en arte. Juan Gabriel no solo fue una voz inmortal de la música mexicana, sino también un símbolo de resiliencia y autenticidad.
