Rúbrica… La prensa uniformada, otra vez Por Aurelio Contreras Moreno

Rúbrica
La prensa uniformada, otra vez
Por Aurelio Contreras Moreno
Este martes, México despertó con una postal que debería avergonzar a cualquier
ciudadano con vocación democrática. En kioscos, redes y portales, los principales
periódicos del país exhibieron titulares prácticamente idénticos para cubrir el
primer informe de Claudia Sheinbaum como presidenta.
No fue coincidencia. Fue alineación, obediencia y propaganda. El titular repetido
sin recato -“Vamos bien y vamos a ir mejor”- no solo encabezó las portadas, sino
que se convirtió en una especie de “mantra” mediático del día en la de por sí
agonizante prensa impresa. Como si los editores de los diarios más influyentes
hubieran recibido el mismo mensaje, la misma llamada, la misma “sugerencia”.
Como si la pluralidad informativa hubiera (¿hubiera?) sido sustituida por el boletín
oficial y el periodismo renunciase a su deber: cuestionar, contrastar y
contextualizar.
La imagen es brutal. Milenio, El Sol de México, El Financiero, El Heraldo, La
Crónica, La Jornada (por supuesto) y hasta La Razón, alguna vez crítico de la
“4t”… todos, con variaciones mínimas, repitieron el mismo encabezado. Algunos lo
adornaron con cifras, pero el núcleo fue el mismo: Sheinbaum entrega resultados
y “viene lo mejor”. Cualquier cosa que eso signifique.
Este fenómeno no es nuevo, pero sí alarmante por su descaro. En sexenios
anteriores, la prensa oficialista al menos intentaba disimular. Hoy, la uniformidad
es tan burda que parece celebrarse como virtud. La narrativa única se impone
como dogma y los medios que deberían fiscalizar al poder se convierten, como
antaño, en sus voceros.
Para quienes vivimos y documentamos el infame sexenio de Javier Duarte como
gobernador de Veracruz, esta escena tiene un eco que parecía distante y que
resonó como un estruendo de mal fario. Cómo olvidar cuando en aquellos años los
puestos de periódicos amanecían con ejemplares mostrando titulares calcados
cada vez que el gobernador daba un informe, inauguraba una obra, encabezaba
un desfile o enfrentaba una crisis. Hasta cuando fue a Roma a ver al Papa con su
familia. Frases idénticas que mostraban sin pena una estrategia de control
informativo que incluía pagos, presiones y una nada velada censura. La prensa
veracruzana de entonces no solo se uniformaba: se subordinaba. Mientras a los
periodistas los mataban.
Hoy, esa lógica se reproduce a nivel nacional, con una prensa que parece haber
sucumbido a las presiones del poder, concentrado de manera absoluta en un solo
partido, y que decidió mejor atender la “sugerencia” de encabezado para su
edición del día que decidir con independencia qué consideraba relevante del
informe, para bien o para mal. Y con eso, colocarse en medio de un ridículo
monumental que anuncia, por otra parte, tiempos aún más oscuros.
Ya habían empezado la embestida con un desgastante acoso judicial contra
medios, periodistas, académicos y ciudadanos de a pie. Ahora, la uniformidad
mediática es solo el siguiente paso para desaparecer la pluralidad e instaurar una

dictadura de pensamiento único, en la que la única versión válida de la realidad
sea la dictada desde la oficina de un burócrata y no se cuestione a una de las
peores castas políticas de la historia de México. Y vaya que eso es decir.
La renuncia de los medios a su independencia para en su lugar obedecer y
publicar consignas políticas, propaganda abierta, es una verdadera desgracia que,
sin embargo, era completamente previsible. Y con ello, la ciudadanía pierde su
derecho a estar informada con veracidad y pluralidad. Se impone aceleradamente
una visión única, oficialista, que maquilla los errores, oculta los abusos y glorifica
al poder.
Como una macabra ironía, la frase mencionada por Sheinbaum en su informe y
replicada por los medios, “vamos bien y vamos a ir mejor”, es casi idéntica a
aquella que sirvió como eslogan de Fidel Herrera en Veracruz durante su sexenio:
“vamos bien y viene lo mejor”.
¿Coincidencia? Difícil saberlo. Pero que Sheinbaum retome esa fórmula no es
solo simbólico: es revelador. Ya sabemos en qué derivó aquello.
Email: aureliocontreras@gmail.com
X: @yeyocontreras

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