Aparece sin hacer ruido, como si flotara sobre el piso. Una estructura metálica, plana y autónoma, se desliza bajo un automóvil Mercedes-Benz estacionado en un complejo de oficinas. Unos segundos después, el coche comienza a moverse solo, sin conductor, como si una fuerza invisible lo guiara. Lo que parecía un truco de efectos especiales es ya una realidad comercial: las miniplataformas robóticas están listas para tomar el volante… y el trabajo de miles de valet parking.
Este tipo de robots, ya operando en países como Francia, Reino Unido, Corea del Sur y China, están diseñados para estacionar autos de manera automática, eficiente y sin intervención humana. Y lo hacen con una precisión y velocidad que ninguna persona puede igualar.
¿Cómo funciona?
La tecnología es tan ingeniosa como discreta. Se trata de un vehículo autónomo de perfil ultrabajo —de menos de 12 cm de altura— que se posiciona bajo el chasis de cualquier auto, lo eleva suavemente por las ruedas y lo traslada de forma horizontal hasta un espacio de estacionamiento.
A diferencia de los sistemas de “valet digital” que requieren que el coche tenga tecnología autónoma (como el Intelligent Park Pilot de Mercedes-Benz o Tesla Smart Summon), esta plataforma no exige nada al auto: cualquier modelo convencional, desde un compacto hasta una SUV de lujo, puede ser manipulado por el robot.
Especificaciones técnicas comunes:
Altura: entre 90 mm y 120 mm, ideal para colarse debajo del coche sin dañar la carrocería.
Capacidad de carga: hasta 2.6 toneladas.
Sensores: cámaras, radares ultrasónicos, sensores lidar y visión 3D para detectar obstáculos, bordes, personas y otros vehículos.
Movilidad: ruedas omnidireccionales que permiten girar sobre su eje y desplazarse en cualquier dirección.
IA embarcada: el robot calcula en tiempo real la mejor ruta y gestiona el tráfico interno de los autos dentro del estacionamiento.
¿Quién está detrás?
Stanley Robotics (Francia)
Es, hasta ahora, el pionero del sector. Su robot Stan comenzó a operar en el aeropuerto de Lyon en 2019 y ha sido probado en París, Niza y Gatwick (Reino Unido). Es capaz de mover hasta 2,600 kg y cuenta con autonomía de 20 horas tras 3 o 4 horas de carga. Utiliza un sistema de navegación propio con GPS de alta precisión y SLAM (Simultaneous Localization and Mapping).
Más que un producto, Stanley ofrece el servicio completo: instalación, monitoreo, mantenimiento y software de gestión de flotas.
Hyundai WIA (Corea del Sur)
La división tecnológica del gigante Hyundai ha desarrollado su propia versión: una dupla de robots que trabajan coordinadamente para elevar y mover vehículos de forma autónoma. Su prototipo se ha presentado en ferias de innovación y se está probando en centros corporativos de Seúl, Singapur y Georgia (EE. UU.). A diferencia de Stanley, su sistema incluye la posibilidad de acoplar estaciones de carga para vehículos eléctricos, lo que lo convierte en una solución 2 en 1.
Ambas plataformas tienen algo en común: están pensadas para operar sin asistencia humana y maximizar el uso del espacio.
¿Qué cambia con esta tecnología?
Los beneficios para la gestión urbana y la industria del estacionamiento son enormes:
- Optimización del espacio: al no requerir que el conductor abra puertas ni maniobre, se pueden estacionar hasta 40 % más autos en el mismo espacio.
- Ahorro de tiempo y combustible: los usuarios dejan el auto en una zona de recepción, sin dar vueltas buscando lugar.
- Reducción de accidentes: la IA minimiza errores humanos en espacios estrechos.
- Reinvención laboral: los valet tradicionales podrían reconvertirse en operadores, técnicos o supervisores de los sistemas automatizados.
Para ciudades con problemas crónicos de estacionamiento —como Ciudad de México, Bogotá, Lima o Santiago— esta tecnología ofrece una alternativa de alta eficiencia, aunque con implicaciones laborales difíciles de ignorar.
¿Y en México?
Aún no hay registros oficiales de operación comercial de estas plataformas en el país. Sin embargo, ya han sido presentadas en eventos como Expo Manufactura Monterrey y Smart City Latam Puebla, donde empresas coreanas y chinas mostraron interés en establecer alianzas con operadores locales de estacionamientos inteligentes.
La infraestructura, los costos de importación y la adaptación normativa son retos importantes. Pero el interés está ahí. Y como ocurrió con los parquímetros o los sistemas de cobro sin efectivo, es probable que la transición sea inevitable.
Más que una moda
Estas miniplataformas no son gadgets futuristas. Son parte de un cambio de fondo en cómo entendemos el espacio urbano, la automatización y la relación entre personas y máquinas. El video que circula en redes —donde un coche sale solo, guiado por una plataforma invisible— es solo un destello de lo que se avecina.
No hacen ruido, no piden propina, no se equivocan. Están diseñadas para trabajar en silencio, 24 horas al día, con una eficiencia imposible de igualar. Y ya empezaron a tomar el control de los estacionamientos.
