Rúbrica
Igualito que en Dinamarca
Por Aurelio Contreras Moreno
El problema del desabasto de medicamentos, uno de los peores desastres
provocados por las nefastas políticas “austericidas” del régimen de la
autoproclamada “cuarta transformación” y su extensión de “segundo piso”, sigue
causando estragos entre la población, cuya vida se pone irresponsable y
criminalmente en riesgo.
La tarde de este martes, circuló un oficio en el que se informaba sobre la
suspensión de todas las cirugías programadas para todos los servicios quirúrgicos
en el Hospital Regional de Xalapa “Luis F. Nachón”, uno de los que atiende al
mayor número de pacientes, la mayoría de escasos recursos, en los servicios de
salud de Veracruz.
Mediante el memorándum no. HRDLFN/ANESTESIOLOGIA/01/2024, fechado
este 11 de febrero y firmado por el jefe del Servicio de Anestesiología, Octavio
Arturo Carrión Mora, se le informa al director del Hospital Nachón -como es
popularmente conocido-, Antonio Vásquez García, sobre la suspensión de los
procedimientos quirúrgicos debido a la carencia, y no es broma ni exageración,
¡de medicamentos anestésicos!
“Debido a la situación que venimos atravesando, ante la falta insumos, de
medicamentos indispensables y prioritarios para brindar una atención oportuna y
de calidad a los usuarios de esta unidad hospitalaria, al no contar con
medicamentos anestésicos (como fentanil, entre otros) nos vemos en la necesidad
de suspender cirugías programadas de todos los servicios quirúrgicos, hasta que
se cuente con los insumos necesarios”, señala el oficio referido, que expone de
manera cruda lo que sin duda es una prueba de la crisis sanitaria por la que
atraviesa el sector salud del estado. Porque además, esta situación no es
exclusiva de este nosocomio.
El memorándum –cuya autenticidad, y la del escenario que revela, están
confirmadas-, agrega que el medicamento aún existente se destinará al área de
toco-cirugía y urgencias “con la finalidad de que se garantice a la población la
atención de calidad que merecen”. Hasta parece burla esa última línea.
Valga decir que esta realidad no es nueva ni se le puede adjudicar solamente a la
actual administración estatal. El problema del desabasto se viene arrastrando
desde hace años por decisiones infames de los gobiernos de Andrés Manuel
López Obrador y de Cuitláhuac García Jiménez en su momento, pero que por lo
visto no han variado en absoluto con Claudia Sheinbaum y Rocío Nahle,
respectivamente.
Por un lado, tras el desastre que supuso ese bodrio llamado Insabi y la
destrucción del Seguro Popular –que con todo y sus carencias, era funcional y le
permitió a muchísimas personas sin seguridad social acceder a servicios de salud
-, se tomó una decisión mucho peor: trasladarlo todo al llamado IMSS-Bienestar.
El remedio, otra vez, ha salido peor que la enfermedad.
El desabasto de medicamentos se ha agudizado en todos los niveles de los
servicios de salud, federales y estatales –el ISSSTE y el Seguro Social andan por
las mismas, si no es que hasta peor-, ya que el IMSS Bienestar ha concentrado
todas las compras, sin tomar en cuenta las necesidades que existen en cada
estado. Las consecuencias están a la vista.
En los hospitales públicos, para priorizar ante la escasez, se opta por suspender
las cirugías programadas que no pongan en riesgo la vida, para poder atender las
urgencias y los partos, que es lo que quedó de manifiesto en el memorándum del
Hospital Regional de Xalapa.
Pero se trata, comentan fuentes enteradas, de un problema generalizado y que
abarca más allá del mero desabasto de medicinas. Por ejemplo, en el sistema de
salud de Veracruz hay un muy grave problema con los pacientes con insuficiencia
renal crónica en hemodiálisis, porque simplemente ya no hay capacidad para
atenderlos por el número de máquinas disponibles, al grado de que se están
programando sesiones hasta en las madrugadas.
Y como eso, cientos de dificultades más, que se han visto agravadas, por lo
menos en el caso de Veracruz, por la brutal corrupción con que se han manejado
los servicios de salud, de donde han salido ex funcionarios millonarios que dejaron
a la Secretaría en los huesos. Y contra los que no hay visos de que se vaya a
proceder de alguna manera por sus delitos.
Igualito que en Dinamarca.
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