Rúbrica Reforma electoral, regresión y el síndrome Bartlett Por Aurelio Contreras Moreno

Rúbrica
Reforma electoral, regresión y el síndrome Bartlett
Por Aurelio Contreras Moreno

Hay un grotesco operativo de Estado para justificar ante la opinión pública la
destrucción del sistema electoral basado en la ciudadanización y autonomía de los
órganos electorales y jurisdiccionales, y con ello presionar a los legisladores
federales que comenzaron a debatir el bodrio de reforma electoral del presidente
Andrés Manuel López Obrador.
En redes sociales, las cuentas de facilitadores, trols, bots, textoservidores y
voceros del morenato están a todo lo que dan intentando descalificar como sea al
árbitro electoral con las falacias, clichés, lugares comunes y abiertas falsedades
que pueblan el discurso lopezobradorista, cada días más agresivo y
antidemocrático.
Eso es más evidente todavía a nivel político e institucional. Todo el aparato del
Estado está volcado en la reforma electoral, desviando recursos para ello. Desde
el presidente López Obrador, que dedica buena parte del tiempo de la conferencia
“mañanera” –su único tiempo efectivo de trabajo entre semana, según la Sedena-
a lanzar invectivas contra el Instituto Nacional Electoral (INE), al que le tiene un
especial odio probablemente por traumas no resueltos de la elección de 2006 de
la que, en contraparte, surgieron ordenamientos y “candados” legales impulsados
por su propia facción para evitar excesos que hoy el lopezobradorismo comete
todos los días, convertido en lo mismo que alguna vez combatió y además, a
diferencia de hace 16 años, cuando no existían esas regulaciones, violando
descaradamente la ley.
El ejemplo más burdo de ese uso faccioso de las instituciones y de lo que pasa
cuando dejan de ser autónomas lo dio la Comisión Nacional de los Derechos
Humanos (CNDH), convertido en un “brazo ejecutor” del régimen desde que
asumió la titularidad –también a través de trampas e ilegalidades- Rosario Piedra
Ibarra.
Este domingo, la CNDH de Piedra emitió la recomendación general 46/2022, en la
cual pidió al Congreso realizar las “acciones legislativas necesarias” para efectuar
las modificaciones que garanticen “el derecho pleno a la democracia del pueblo
mexicano”.
En un verdadero “rosario” de sandeces, el organismo reducido a vergonzante
vehículo propagandístico –y que constitucionalmente está impedido para
pronunciarse en cuestiones electorales- acusó al INE de ser instrumento de
“sabotaje de la voluntad del pueblo” y de tener un comportamiento ¡como el de la
Comisión Federal Electoral!
Sí, la misma Comisión Federal Electoral a la que el 6 de julio de 1988 se le “cayó
el sistema” de cómputo de la elección presidencial, y que al restablecerse vio
esfumarse la ventaja que tenía Cuauhtémoc Cárdenas para que al final se alzara
con la “victoria” Carlos Salinas de Gortari.
Sin embargo, la iniciativa de reforma electoral del régimen de la mal llamada
“cuarta transformación” lo que propone es, de facto, el restablecimiento de un

órgano como la Comisión Federal Electoral, controlado por el gobierno y, en
consecuencia, supeditado y obediente de sus dictados. Precisamente, así como
ahora se comporta la CNDH.
Esto fue señalado este lunes en un inesperado pronunciamiento de la Conferencia
del Episcopado Mexicano, que sin medias tintas calificó a la reforma electoral
lopezobradorista como “claramente regresiva” y un “agravio a la vida democrática
del país”, ya que está destinada a “afectar la representación y el equilibrio de las
minorías y mayorías, llevando el control de los comicios hacia el ámbito del
gobierno federal centralista, afectando su gestión presupuestal, eliminando su
autonomía ciudadana y su imparcialidad partidista”.
“Ningún ciudadano y menos los gobernantes que juraron guardar y hacer guardar
la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, tienen derecho a impulsar
reformas que eliminen o comprometan la fortaleza de las Instituciones que son el
soporte del Estado Mexicano, como es el caso del INE y del TEPJF. La sola
pretensión de hacerlo pone en entredicho la calidad moral de quienes la
impulsan”, sentenciaron los prelados.
Les guste o no al presidente y sus corifeos, con sus fallas y carencias, el sistema
electoral construido desde la década de los 90 del siglo pasado ha permitido que
existan elecciones más equitativas, en las que hay competencia verdadera y por
ende, que lograron que en México exista la alternancia política, algo desconocido
para el país durante prácticamente todo el siglo XX.
Sin el IFE/INE ciudadanizados y autónomos, el PRI no habría perdido nunca la
mayoría absoluta en la Cámara de Diputados, ni habrían sido posibles las
alternancias partidistas de 2000, 2012 y 2018 a nivel federal, ni todas las que se
han logrado a nivel estatal y municipal. Probablemente, estaríamos hablando del
mismo sistema de partido hegemónico y de los 90 años ininterrumpidos del PRI en
el poder.
Pero el morenato quiere volver a los tiempos anteriores, desaparecer a los
organismos autónomos y sustituirlos por oficinas de elecciones en las que solo se
procese el trámite burocrático de transmisión del mando en el que siempre ganen
los mismos. Como era con la Comisión Federal Electoral que encabezaba Manuel
Bartlett, el perpetrador del fraude de 1988 y hoy encumbrado miembro de la “4t”.
En una de ésas, hasta lo proponen para el INEC.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras

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